Érase una vez un mundo que quería ser creado,
un fruto que quería ser mordido,
un madero que quería ser usado.
Érase una vez,
como muchas otras,
que no existía el lugar ni la hora.
Érase una vez
que al principio era sólo la palabra,
un diminuto sonido
balbuceado en el agua;
un susurro discreto
entregado a la esfera.
Érase una vez
que mi verso
era la prolongación
de la mano de Dios.
"La mano de Dios" (NASA/JPL-Caltech/McGill)
© Berenice Pacheco Salazar (Rep. Dominicana)
© Todos los derechos reservados ©2014 |
Hermoso!!!!
ResponderEliminarMe encanta♥
ResponderEliminarQué belleza. ¡Gracias por compartirlo!
ResponderEliminarSaludos ^_^